Remedios para el Alma: La Iglesia
A. INTRODUCCIÓN
En nuestra Iglesia, por gracia del Señor, hay muchas enseñanzas respecto de la Iglesia, de la membresía, del pueblo de Dios, tanto revisando las responsabilidades como los deberes, y el valor que tiene la iglesia, pues para Cristo es su novia, su amada. Y hoy volveremos a revisar algunos conceptos de la iglesia, pero mirándola como un medio usado por Dios para nuestro bien.
Contexto de la serie “Cuando el frio llega al corazón”.
En esta serie hemos analizado algunos remedios necesarios para salir del estado denominado “frio en el corazón”, entre ellos están la palabra, la oración, el ayuno, la santa cena, el bautismo y ahora revisaremos a la Iglesia, un medio a través del cual podemos ser grandemente bendecidos por Dios y, en el lenguaje de nuestra serie, un remedio que nos ayudara a quitar la enfermad del frío, de la sequedad.
B. EXPOSICIÓN:
Para esto usaremos el texto de Hebreos 10:24-25 NBLA leamos:
“Consideremos cómo estimularnos (provocándonos) unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca”.
Hebreos fue escrito principalmente a judíos creyentes. Estaban dudando de su fe, estaban olvidando esa salvación tan grande que Dios les había dado, su corazón se estaba endureciendo, parecían niños y no cristianos maduros, y la apostasía estaba apareciendo en su iglesia. La medicina de todo esto es Cristo. De hecho, en este libro se nos presenta con fuerza a Cristo como el centro de la revelación, con un énfasis en su perfecto sacerdocio en quien tenemos acceso al Padre, pues es nuestro perfecto y único mediador y es nuestro intercesor delante de Dios. Además, nos muestra como todos los tipos, las sombras, figuras etc. del AT se revelan en Cristo y su obra, él es la cúspide. Pero además es común encontrar exhortaciones directas, y algunas son repetitivas como por ejemplo el cuidado con la incredulidad y la apostasía, aquí también vemos exhortaciones, estas son:
-La primera es acercarse a Dios, en plena certidumbre de Fe Vv. 22.
-Segundo es aferrarnos, mantenernos firmes en la esperanza que tenemos y que profesamos, porque es fiel quien ha prometido. Vv. 23.
-La tercera es considerándonos para estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras Vv. 24.
Estas exhortaciones tienen su base, o raíz, en el evangelio. Mire conmigo el verso 18 al 21:
18 Ahora bien, donde hay perdón de estas cosas, ya no hay ofrenda por el pecado.
Exhortación a la perseverancia
19 Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús, 20 por un camino nuevo y vivo que Él inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, Su carne, 21 y puesto que tenemos un gran Sacerdote sobre la casa de Dios,
Por último, estas exhortaciones tienen como combustible, motivante, la segunda venida de Cristo, en el Señor, y la exhortación termina con el Señor regresando, es decir, la tarea no es en vano.
El presente sermón cuenta con cinco puntos, son los componentes y las indicaciones de nuestros medicamento, estos son: I. Un Mandato, II. Un Propósito. III. Un Medio, IV. Un Incentivo y por último unas V. Aplicaciones Prácticas.
I. Un mandato
Vv 24 “Consideremos como estimularnos unos a otros…”
1.La palabra “considerar”.
La exhortación demanda de nosotros un esfuerzo, se nos llama a considerar a los cuervos, que, a pesar de no trabajar, son alimentados por Dios, Lc. 12:24 y el 27 “consideren los lirios del campo”. Pablo al naufragar dice el texto que junto a otros “veían” un lugar con una playa, donde decidieron llegar, era la Isla de Malta Hch. 27:39. Pedro en la visión del lienzo con los animales, donde entendieron que el arrepentimiento para vida también era para los gentiles, dice Pedro: “fijé mis ojos en él y lo observaba, vi” Hch. 11:6, Abraham, según Pablo en Romanos 4:19, “contemplo su propio cuerpo”, que ya estaba como muerto pues tenía como 100 años y a pesar de esto no titubeó en la promesa de Dios. Moisés en Hch. 7:31-32, se nos dice que “Al ver esto, Moisés se maravillaba de la visión, y al acercarse para ver mejor, vino a él la voz del Señor: 32``YO SOY EL DIOS DE TUS PADRES, EL DIOS DE ABRAHAM, DE ISAAC, Y DE JACOB”
El término, por tanto, es “prestar atención, estudiar bien lo que no se mira de pasada, sino que se observa con atención y se estudia detenidamente” Es como “pensar de arriba hasta abajo hasta llegar a una conclusión, considerar exactamente, con intensidad, fijar el pensamiento en la materia de estudio, en algo que se descubre”
Aquí en Hebreos se nos llama a “Considerar”, no una vez, sino que continuamente a:
Es en Jesucristo en quien debemos poner nuestros ojos, Heb. 21:2, debemos considerar su vida, muerte y resurrección. Es lo más digno de ser contemplado, sin embargo, y armoniosamente, en un sentido similar se nos llama a considerar a nuestros hermanos.
2.El objetivo “unos a otros” tus hermanos.
¿Quiénes son mis hermanos?
En una oración “son todo quienes han sido lavados por la sangre de Cristo”. Sin embargo, debemos ser aún más específicos, debemos tener en nuestra retina, en nuestras mentes, siempre, a quienes están junto a nosotros siendo edificados en la misma fe, quienes han hechos un compromiso formal de seguir “firmes y adelante “en tu iglesia local, batallando codo a codo, en pos del Evangelio. Son los hombres, mujeres, jóvenes, ancianos etc. que Dios ha llamado de las tinieblas a la luz. Son tu familia amada, los que estarán por siempre en la gloria junto a los santos de todas las épocas alabando a Cristo, el Cordero Inmolado, y hoy están allí, delante, atrás, y a ambos lados tuyo. Tal vez muy diferentes a ti en gustos, pero unidos a ti por la fe de Cristo, iguales a ti debido a la obra de Cristo. Dice nuestra Confesión de Fe en el capítulo 26, párrafo 2, luego el Capítulo 27:
“Todos en todo el mundo que profesan la fe del evangelio y obediencia a Dios por Cristo conforme al mismo, que no destruyen su propia profesión mediante errores fundamentales o conductas impías, son y pueden ser llamados santos visibles;1 y de tales deben estar compuestas todas las congregaciones locales”.[1]
“Todos los santos que están unidos a Jesucristo,1 su cabeza, por su Espíritu y por la fe2 (aunque no por ello vengan a ser una persona con él 3), participan en sus virtudes, padecimientos, muerte, resurrección y gloria;4 y, estando unidos unos a otros en amor, participan mutuamente de sus dones y virtudes,5 y están obligados al cumplimiento de tales deberes, públicos y privados, de manera ordenada, que conduzcan a su bien mutuo, tanto en el hombre interior como en el exterior.
Los santos, por su profesión, están obligados a mantener entre sí un compañerismo y comunión santos en la adoración a Dios y en el cumplimiento de los otros servicios espirituales que tiendan a su edificación mutua,1 así como a ayudarse unos a otros en las cosas externas según sus posibilidades y necesidades.2 Según la norma del evangelio, aunque esta comunión deba ejercerse especialmente en las relaciones en que se encuentren, ya sea en las familias o en las iglesias,3 debe extenderse, según Dios dé la oportunidad, a toda la familia de la fe, es decir, a todos los que en todas partes invocan el nombre del Señor Jesús.4 Sin embargo, su comunión mutua como santos no quita ni infringe el derecho o la propiedad que cada hombre tiene sobre sus bienes y posesiones”. [2]
La biblia de tapa a tapa nos muestra la importancia que Dios da a este mandato. En Genesis podemos ver como Adán, en vez de proteger a su esposa, la usa como salida a su pecado. Luego su hijo Caín mata a su hermano Abel, y al ser consultado por Dios respecto a Abel este responde “¿Acaso soy guarda de mi hermano?, la respuesta es obvia, ¡Sí!, eres guarda de tu hermano. Podemos seguir con esto por toda la Biblia y llegar a Cristo, quien resume la ley en amar a Dios por sobre todo y a tu prójimo cómo ti mismo. Pero Santiago es aún más específico y le llama la “ley real” al amar a Dios por sobre todo, pero la hace evidente diciendo que para cumplirla se debe amar al prójimo como a nosotros mismos, Stgo. 2:8, y ahora Hebreos manda a considerar a nuestros hermanos, aquí en la iglesia local, y a ellos amarlos. La idea, entonces, de considerar a nuestros hermanos, es el no usarlos para tapar nuestros pecados, ser guarda de sus almas, amarnos atendiendo sus necesidades, conociendo sus luchas, no proveyendo para su carne, sino que ayudándole a crecer en la fe.
¿Cómo podrá orar por él, como podrá suplir sus necedades, como podrá manifestar su amor a Dios? ¿Cómo podemos cumplir el “enseñándoos y exhortadnos unos a otros, alentar a los débiles, amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos”? “es necesario entonces “considerandos unos a otros”.
II. Un Propósito.
24b “…cómo estimularnos (provocarnos), unos a otros, al amor y a las buenas obras”
1.Estimularnos, o provocarnos.
Hermanos, puesto que tenemos un Sumo Sacerdote sobre la casa de Dios, consideremos a nuestros hermanos. Este es el mandato y no podemos desecharlo, maquillarlo, ni ignorarlo, cada domingo, cada día del Señor no se vaya de aquí sin haber considerado a su hermano, sin haberse acercado, conocerle, saludarle, interesarse en su vida ¿para qué? Para estimularnos o provocarnos al amor y las buenas obras. Pablo y Bernabé tuvieron una “contienda” tan grande que les separó… Hch. 15:39, es una palabra fuerte, directa, que trae una reacción, en este caso, positiva.
NO somos todos iguales. La forma en que muchas veces usted va a tratar con uno de sus hermanos no es necesariamente la misma que usará con otro hermano. Por lo mismo, debemos conocernos bien, pero luego debemos provocarnos unos a otros, es decir, usar estímulos diferentes en unos y otros pero que deben traer amor y buenas obras. No hablamos de usar cualquier cosa, sino que bíblicamente hablar a cada hermano en su realidad. Uno necesitaría palabras de ánimo constantemente, otro necesitará represiones, a uno se le tendrá que dar compañía física más seguida, otro basta con un llamado telefónico, con otros no será necesario hablar, solo acompañar, mientras que con otros bastara con una oración, con otro podremos estar de rodillas, llorando y entonando himnos al Señor.
2. El amor
Este es la marca del pueblo de Dios. Dijo nuestro Señor Jesucristo: “Un mandamiento nuevo les doy: “que se amen los unos a los otros”; que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros. 35 En esto conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros». Jn. 13:34-35
1 Juan 4:7-11
7 Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. 9 En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a Su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él. 10 En esto consiste[i] el amor: no en que nosotros hayamos amado[j] a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
Este debe ser nuestro interés, “amar” a nuestros hermanos y a la vez que ellos aprendan a amar, con el amor de Dios. No es un amor condicional, sino que, por el contrario, es sin condición, amar a quien no ama, servir a quien no sirve, levantar al que es débil, animar al desanimado.
3. Buenas obras
En el propósito también están las buenas obras, tal como Santiago, el autor de Hebreos deja un espacio aquí para recordarnos que la verdadera religión no es la de una sola confesión hueca, la de un címbalo que retiñe, sino que estas declaraciones, con intenciones muy buenas, deben producir obras, acciones que le den carne, color, brillo a la vida. Estas obras son las pulsaciones que demuestran que el hombre está vivo, que existe. Sin ellas no hay más que un cuerpo, pero vacío.
Estas obras deben ser “buenas”, no se trata de hacer 10 cultos en la semana, visitar a los enfermos y las viudas, alimentar a los hambrientos e incluso ir a predicar para “cumplir”, sino que en todo esto debe ser hecho con la bondad del corazón que opera en los hijos de Dios. Por lo mismo, son obras que, ante ojos espirituales, son hermosas.
2 Cor. 9:8 “Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra…2
III. Un Medio.
Vv 25: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros”
Hermanos se nos da ahora el medio por el cual debemos considerarnos y así estimularnos al amor y a las buenas obras. Esto es el día del Señor en el culto público cuando nos “congregamos”, algo que de hecho se nos llama “no dejar de hacerlo”.
1. La congregación:
Es en el día del Señor y con la congregación donde podemos considerar de mejor forma a nuestro hermano, en la asamblea pública. Allí es donde debemos estimularnos para que se evidencie el amor, las buenas obras, es con la iglesia reunida. Por lo mismo, debes asistir a esta convocatoria realizada por Cristo.
No debemos dejar de hacerlo. Esto es como abandonar un voto, desechar algo o a alguien, desamparar, como cuando Demas abandonó al Apóstol Pablo, amando más al mundo, traicionando así no a Pablo, sino que al Señor de Pablo. Estos son quienes tienen por costumbre abandonar su deber santo:
Los que no se congregan son específicamente quienes han abandonado a su primer amor, excepción de causas licitas, son quienes no hacen las primeras obras, ya no son celosos, sino que ahora son fornicarios espirituales. Son quienes están fríos, apagados en sus afectos para Dios, quienes no se preparan para llegar frescos de mente, de cuerpo y de corazón al culto del Señor. Estos son quienes hoy sufren, si son cristianos, pues han tomado la costumbre del negligente, dejar en tercer lugar lo que debe ser primero “El Señor debe ser adorado en su santo día y con su pueblo”. Es quien muy probablemente no sea cristiano, pues el que persevera en la maldad, desinteresado por la novia de Cristo, es quien no ama a Cristo. Recordemos hermanos que uno de los pasos visibles primarios para la apostasía es abandonar el día del Señor, Hebreos 10:26-31.
26 Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, 27 sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios. 28 Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos. 29 ¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merecerá el que ha pisoteado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia? 30 Pues conocemos a Aquel que dijo: «Mía es la venganza, Yo pagaré». Y otra vez: «El Señor juzgará a Su pueblo». 31 ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!
Es por lo mismo que estás frío, pues no comprendes la maravilla que hay en el día del Señor y en el culto público. Dios nos manda a considerar su día santo. En otras palabras, a que no sea algo más, sino que a prepararnos para su participación y allí el Señor compromete su asistencia y bendición. Isaías 58:13-14
»Si por causa del día de reposo apartas tu pie Para no hacer lo que te plazca en Mi día santo, Y llamas al día de reposo delicia, al día santo del Señor, honorable, Y lo honras, no siguiendo tus caminos, Ni buscando tu placer, Ni hablando de tus propios asuntos,14 Entonces te deleitarás en el Señor, Y Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, Y te alimentaré con la heredad de tu padre Jacob; Porque la boca del Señor ha hablado».
2. Exhortándonos
Este término muchas veces se observa como un reto o como una reprensión dura. La idea es un ruego, una súplica que nace del amor y que se realiza como muestra de buena obra. Un ruego a nuestros hermanos, “unos a otros”, a que vuelvan al Señor, a que se unan al pueblo de Dios, a que no abandonen la casa de Dios, a que abunden en buenas obras, a que siembren para lo eterno, a que no se queden mirando el mundo, 1 Juan 2:15-16
15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Hay una exhortación en este mismo capitulo, la vemos en el 10:32-39.
IV. Un Incentivo.
25 “…y mucho más al ver que el día se acerca”.
Un llamado a mirar la obra de Dios en sus vidas y al Señor que viene entre las nubes. Todas estas cosas suceden en la iglesia, en la comunión de los cristianos. Cada vez que estamos enfrentando frialdad, así los hebreos son exhortados para que no sigan en dicha condición, ellos, así como nosotros, necesitamos tomar nuestros medicamentos para el alma, y uno de ellos es el volcarnos a la iglesia local.
Aquel día se acerca, el glorioso día de Cristo, “16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. 1 Tes. 4:16-17
Es así que ese día será de eterna y pena alegría. Pero amados, ese mismo día Cristo derramará juicio a todos quienes han jugueteado con el Señor, todos los que han apostatado de la fe. Ese día se no habrá posibilidad de excusarse con vanas explicaciones, sino que Cristo dejará todo al descubierto y hará juicio.
Por lo mismo Pedro, en armonía con Hebreos, dice 2 Pedro 3: 13-15
13 Pero, según Su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia. 14 Por tanto, amados, puesto que ustedes aguardan estas cosas, procuren con diligencia ser hallados por Él en paz, sin mancha e irreprensibles. 15 Consideren la paciencia de nuestro Señor.
V. Aplicaciones prácticas.
Para terminar, veamos algunas aplicaciones prácticas:
1. ¡Congrégate!
Hermanos, asistir a la casa del Señor, que somos los cristianos reunidos como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 1 Pedro 2:5
Es el día más importante de nuestra semana, pues venimos a unirnos a una voz de épocas, todos los cristianos en todo el mundo están adorando a quien vive, que entregó su vida por nosotros, cargando la ira de su Padre.
¿Por qué cambiar esto por el fútbol? ¿por horas de series de tv? ¿tan poco valoras a tu Señor, y al pueblo, a la novia de tu Señor?
2.Observa a tu hermano detenidamente:
3. Cuida tu corazón:
Quienes dejan de congregarse son quienes no se detuvieron a considerar sus caminos y a cuidar de su corazón, (Con toda diligencia[a] guarda tu corazón, Porque de él brotan los manantiales de la vida Proverbios 4:23), dice Hebreos 3:12 “Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo”.
Lo que ocurre en tu corazón tiene repercusiones. Cada vez que has dejado la oración, tu relación con Él, el estudio de su palabra, has comenzado un camino que te llevará a la apostasía. El frío, poco a poco, comienza a tomar terreno y, de menos a más, te ves desganado, desinteresado, sufres por esto, pero con el tiempo los sedantes del mundo, amistades, placeres, etc. te van acomodando. Ya no hay dolor, por el contrario, buscas el placer fuera de Dios, dejas la comunión con Dios y, seguido, con su iglesia. Tu presencia en la casa de Dios empieza a ser menor, de hecho, cada vez que asistes sientes que estás siendo un hipócrita, la palabra no la entiendes bien, los himnos los cantas sin sabor, por tanto prefieres apartare por completo…¡Tu carne te ha dominado! Debes inmediatamente ir a Cristo, desintoxicarte del mundo y sus mentiras, aferrarte al poder del Espíritu Santo, y cual David clamar al padre: “10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. 11 No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. 12 Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente”.
4.Cuida el alma de tu hermano:
¿Puedes decir con limpia consciencia “he llorado con los que lloran y reído con los que ríen”? Ánimo hermano, despréndete, quita los ojos de ti mismo, y ponte a observar a otros. En ese servicio santo Dios hará que tu frialdad se vaya.
Cuando un hermano se aparta, hay dolor, lágrimas en muchos casos, y también una especie de búsqueda de explicaciones, de culpabilidades… En primer lugar, es el pecado recién observado, pero en segundo lugar, es la responsabilidad de cada uno de nosotros, quienes no estuvimos “estimulándonos, al amor y a las buenas obras, quienes dejamos de congregarnos y exhortarnos, y no estuvimos conscientes de que Cristo viene”.
Hermanos SOMOS GUARDAS de nuestros hermanos, estamos llamados a AMARNOS UNOS A OTROS. Es nuestra tarea ser un instrumento de bendición en las manos de Dios para el fortalecimiento de la fe de nuestros hermanos. Amados, no abandonemos nuestros deberes santos para con los hijos de Dios. Jn. 13:14-17
14 Pues si Yo, el Señor y el Maestro, les lavé los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. 15 Porque les he dado ejemplo, para que como Yo les he hecho, también ustedes lo hagan. 16 »En verdad les digo, que un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que lo envió. 17 Si saben esto, serán felices si lo practican.
5. ¡Cristo viene!:
Amados, Cristo viene, no desperdicies tu tiempo, tus energías, no te quedes lamentándote incluso por tus pecados, lava tus pecados en la sangre del cordero, reconcíliate con Dios por medio de Él, y anímate sabiendo que lo que hoy vives será deshecho. No olvides esta verdad, Cristo viene, y es necesario que nos encuentre energizados mediante la iglesia local. Recuerda que Él prometió estar todos lo días y hasta el fin del mundo con su iglesia que vive conforme a sus palabras, no con llaneros solitarios indolentes, sino con quienes en unanimidad y unidad le invocan.
Ama hoy a la iglesia de Cristo, recuerda que el cielo, cuando venga Cristo, reunirá a su pueblo no por un domingo, sino que PARA SIEMPRE… ¿Cuánto amas hoy a la casa de Dios? pues bueno, si has sido negligente ¿Por qué crees que amarás estar por toda la eternidad congregado con Cristo y su pueblo?
6. Respecto a Cristo y a tus hermanos:
Como esta exhortación el Espíritu Santo la pone en los hermanos, nos pone a estar atentos por nuestros hermanos. Pero no solo es algo horizontal, el mundo tiene esa unidad carnal, directa, nosotros no. Nunca olvides que tu hermano es UNO con Cristo, que cuando miras a tu hermano debes primero mirar al Señor. Si abandonas tu lugar en la obra, abandonas a tus hermanos, pero también abandonas a tu Señor y, es en esa dinámica, en la unidad de Cristo con su pueblo, donde el Espíritu de Dios actúa. Esa frialdad del corazón debe ser derretida por el amor de Dios que habita en medio del pueblo que entiende que es BUENO Y DELICIOSO HABITAR LOS HERMANOS JUNTOS EN ARMONIA, POR QUE ALLÍ ENVIA JEHOVA BENDICIÓN Y VIDA ETERNA.
Hermano, hermana, considera a tu hermano, pero primero considera al Señor de tus hermanos, y a tu Señor, a Cristo Jesús, el autor y consumador de la fe. Él es quien fue colgado en una cruz, siendo así un sacrificio perfecto para que tú tengas vida, y disfrutes de perdón. Amado, considera a Cristo para entonces considerar al pueblo de Cristo. Te llamo a que dejes ya, hoy, el pecado, y así se disipará tu enfriamiento del corazón. Ese dolor ha sido disciplina del Señor, úsalo correctamente para volver a Dios:
11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. 12 Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; 13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.
Hebreos 12:11-12