Dios es inocente y el hombre es culpable.
Serie: Sabiduría de lo Alto.
Santiago 1:13-16 NBLH
13 Que nadie diga cuando es tentado: «Soy tentado por Dios». Porque Dios no puede ser tentado por el mal y Él mismo no tienta a nadie. 14 Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. 15 Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte.
16 Amados hermanos míos, no se engañen.
1.Contexto de la carta: Santiago, hermano de Cristo, escribe a la iglesia perseguida, Hch. 8. La iglesia, es dispersada hacia las diferentes ciudades del imperio romano, enfrentan persecución, pruebas, separaciones, dolores, aflicciones, muerte, escasez, conflictos laborales, prisiones etc..
2.Sobre el presente sermón: Veamos entonces que en medio de la prueba vienen también las tentaciones, observaremos que es una tentación, quien NO es el responsable de ellas, así como quien, SI es responsable, como tratar con ellas.
1.Sobre las tentaciones.
a. Explicación de tentación y prueba.
La palabra tentación nos es presentada en 5 ocasiones, lea conmigo el verso 13 y 14.
Este término es traducido a nuestro idioma como tentación debido a su contexto inmediato, a pesar de que, en griego, el termino es prácticamente el mismo se deben considerar dentro el contexto, ambos términos que se usan también para “prueba” cuando se habla de lo que Dios permite y hacer por nosotros.
Dios nos prueba. El como un buen orfebre permite nuestros dolores con intenciones santas, desea que en ellas nos gocemos, sabiendo que estamos en sus manos y además al saber que estamos siendo purificados. El fuego limpia el oro y el orfebre no deja de mirarlo hasta que brille de tal forma que su rostro se vea nítidamente reflejado en El.
Abraham fue probado en Gn. 22, y salió aprobado, así nuestro Señor jamás nos dejará, en medio del fuego de la prueba, que duele, quema, sin embargo, nunca estaremos solos, el Padre hará su hermoso trabajo con la prueba hasta que seamos semejante al rostro del varón mas hermoso de los hijos de los hombres que es Cristo 1 Ped. 1. ¿podemos dudar de Dios? Tristemente sí, lo hacemos. En momentos de prueba somos tentados y caemos.
La tentación es la actividad interna, y externa en ocasiones, que ha de llevarnos a pecar en contra de Dios. Es un susurro, suave, delicado, que acaricia nuestros oídos del alma, nuestro corazón, pero su fin es diabólico, asqueroso, el pecado, la misma muerte.
«Satanás tienta; Dios pone la prueba. Pero la misma prueba puede ser tanto una tentación como una prueba; puede ser una prueba del lado de Dios, y una tentación del lado de Satanás”. Spurgeon.
Los hermanos en persecución estaban siendo probados por Dios, pero a la vez esto era un escenario para ser tentados a dudar de Dios y culparle por lo que vivián. Que terrible es pensar así amados, necesitamos arrepentirnos cuando caemos en esto. La tentación nos lleva a esto, al pecado, necesitamos por lo tanto alejarnos de ella y la prueba vivirla de forma licita.
En un examen tenemos la oportunidad de enfrentarlo de forma licita, ser probados en nuestros conocimientos, nuestra preparación etc, peor también podríamos encontrar la oportunidad, la tentación nos puede seducir fuertemente, a enfrentarlo de forma ilícita, empelando las astucias del pecado y además luego culpar a otros por las malas consecuencias.
b. Cristo nos advierte de ellas.
El propósito de Dios jamás ha sido que pequemos. El desea el bien para los suyos, y Cristo quien nos dio las palabras del Padre dijo: “41 Velen y oren para que no entren en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil»”. Mt. 26
La carne es débil, no hay hombre que pueda declararse inmune ante la tentación. La tentación solo se puede evitar con una vida abnegada en depender del Señor presentándonos una y otra vez delante del trono de la gracia para hallar gracia y el oportuno socorro para nuestras almas.
Grandes hombres han caído en ellas. Adán, Abraham, David, Noé, Lot, Ezequías y pedro…Dice John Owen, en su libro “La tentación”
“A la luz de cada una de estas ilustraciones nosotros haremos bien en orar de la siguiente manera: "Oh Señor, si tales creyentes tan destacados y fuertes pudieron caer tan miserablemente en el día en que entraron en tentación, entonces, ¿Cómo puedo yo estar firme en tal día? ¡Oh guárdame para que no entre en tal tentación!" c. Dios nos ha dado muchas advertencias y muchos ejemplos de otros que han caído en pecado cuando fueron tentados. Ya pesar de esto, hoy en día muchos creyentes van sin ningún temor corriendo hacia el camino de la tentación. Aunque tienen que pasar por encima de los cuerpos de los muertos y heridos que cayeron antes en el mismo camino. Lo hacen sin temblar. ¡Qué extrema tontería!”
c. Cuando caemos en la tentación, NADIE puede culpar a Dios.
Amados. El texto nos enseña además que, si bien la prueba es de Dios, la tentación jamás lo es. Y mucho menos el caer en ella, ¿Debemos por lo tanto expulsar al diablo y a sus demonios, pues ellos son culpables de nuestras caídas?, o ¿Debemos salir del mundo, ser ermitaños, y no “No manejes, ni gustes, ni aun toques” ( Col 2:21-23)?
De ninguna manera. Eso no evitara que seamos tentados. Es cierto que la palabra identifica al tentador por excelencia que es Diablo es “el tentador” Mt. 4:3, y además que el mundo nos tienta con “los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, lo que “no proviene de Dios”, sino que del mundo” 1 Jn.2:16. Ellos son tentadores externos, factores que vienen a hacer que el hijo de Dios caiga, pero ellos solo pueden tentarnos, ponernos adelante trampas para que nosotros mismos caigamos, jamás infiltran dentro e nosotros ideas o tienen allí su actividad.
Santiago presenta un enemigo directo y que es interno, que no viene y se van, sino que día y noche vive con nosotros, duerme y despierta con nosotros, en las estaciones del año, así como en el trabajo o el descanso, siempre esta aquí, se llama “cuerpo de muerte”, dice el apóstol “miserable de mí, ¿Quién me librar de este cuerpo de muerte?”. Rom. 7:24-8:1. Es nuestro propio “yo”, el mayor enemigo que tenemos.
La tentación es parte de nuestro propio deseo (concupiscencia) profundo por lo que parce bueno, pero en realidad es malo. Del mismo hombre es que nace o habita esa inclinación, por lo mismo Santiago en este texto va a la raíz. Es importante, pues si bien debemos reconocer a los otros dos actores que nos hacen caer, (el diablo y el mundo), el principal, la raíz de nuestras caídas somos nosotros, es decir, el “yo”.
Hermanos, podemos imaginar que no haya diablo ni mundo, sin embargo, aun así, seriamos nosotros tentados de nosotros mismos, pues nuestra vida esta dañada, está aún con corrupción hasta que seamos glorificados por Cristo.
Adán y Eva. Nuestros padres y su herencia.
Gn. 3:10-13. Cuando miramos a Adán y Eva vemos que Dios los creo “perfectos”, “buenos”, Dios no puso ni un átomo o partícula pequeñísima de corrupción dañada en el hombre, sino que el hombre mismo se corrompió yendo en contra de la voluntad de Dios.
Dios llamo a Adán, y este acuso a su mujer. Él fue quien peco, pero su responsabilidad la atribuía a su esposa, culpó a “la mujer que TÚ me diste”. Luego Eva dijo, culpando a otro, “la serpiente me engaño”
Amados estos hombres culparon en definitiva a Dios, el creador. Su conclusión fue, Dios creo a la serpiente y a la mujer, no somos responsables, lo es Dios, y es cierto que Dios le dio mujer a Adán, y la Serpiente fue puesta allí por Dios mismo, sin embargo, Dios no creo el pecado, mucho menos las inclinaciones del hombre a pecar. Nuestra tendencia es precisamente esta, la heredamos de nuestro padre Adán, culpar a otros, pero responsabilizar a otros es responsabilizar a Dios, ¿Quién te dio esa mujer, quien te dio a esa serpiente, quien les y te creo? ….
2.La inocencia de Dios
Dios no puede hacer algo que vaya en contra de su naturaleza, ya que de hacerlo no sería Dios. Esto demuestra entonces efectivamente que Dios es precisamente Dios, pues solo el no puede pecar, ya que es perfecto, libre, Santo y a su vez no tiene comunicó con nada que tenga que ver con la corrupción, con el pecado, así es ilógico culpar a Dios de tentar, Dios es bueno, no hará algo en contra de su bondad, de su naturaleza, pro esto nadie puede culpar a Dios.
a. Dios no puede ser tentado por el mal.
1-Condición del que está libre de culpa o de pecado.
2-Falta de malicia, mala intención o picardía.
(Inocencia. Diccionario Google)
¿Es nuestro Dios inocente? Pues sí…Sin embargo esto queda corto, no solo es inocente, sino que el es: todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten Fil. 4:8
Además, dice su palabra, Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el mal no mora contigo Sal. 5:4
Habacuc 1:13 Muy limpios son tus ojos para mirar el mal, y no puedes contemplar la opresión
Dios es impecable, Santo, jamás sucumbirá ante la tentación, y aunque está consciente de la realidad del pecado y de su dinámica, esta jamás le puede tocar. Isaías 6:1-5 “Santo, Santo, Santo”
5 Entonces dije: «¡Ay de mí! Porque perdido estoy, Pues soy hombre de labios inmundos Y en medio de un pueblo de labios inmundos habito, Porque mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos».
b. Dios no tienta a NADIE.
¿Puede entonces salir de nuestro Dios algún miligramo de maldad? NO…
Dios jamás hará que el hombre caiga. ¿Qué paso con faraón, acaso no endureció su corazón?... Pues sí, la biblia lo dice, Ex. 7, pero ¿cómo lo hizo, creando el mal en Faraón? Pues no, simplemente Dios no le miro, retiro un poco su mano de gracia común de él y solo se dejó ver lo que ya había en su corazón entenebrecido y este al no tener encima la gracia de Dios simplemente fue mostrando, más y más que el pecado es una realidad y que si no fuera por la gracia de Dios TODOS los hombres seguiremos endureciéndonos. Miren como lo dice Simón Kistemaker:
“Dios no puede ser tentado por el mal ni tienta a nadie. El escritor quiere decir que Dios que creó todas las cosas no es la causa del mal. En su santidad Dios está muy por encima del mal y no puede ser influenciado por el mismo. Santiago la fórmula de la siguiente manera: es imposible que Dios sea tentado a causa de su perfección, Dios no tiene contacto con el mal y el mal es impotente para poner a Dios en tentación además Dios odia el mal de tal manera que el no causa el extravío de nadie”.
Y dice Calvino:
Las Escrituras afirman que los reprobados son entregados a las lujurias depravadas; pero ¿es porque el Señor deprava o corrompe sus corazones? De ninguna manera; porque sus corazones están sujetos a lujurias depravadas, porque ya son corruptos y viciosos. Pero dado que Dios cega o endurece, ¿no es él el autor o ministro del mal? No, pero de esta manera castiga los pecados y ofrece una justa recompensa a los impíos, que se han negado a ser gobernados por su Espíritu. [1]
3.Responsabilidad del hombre.
a. Cada uno es culpable.
Ahora debemos ver con mayor luz al responsable de la caída, y previamente de la tentación, ¿Quién es?, pues el mismo hombre. No se acusa al diablo ni al mundo, sino que a nosotros mismos.
Las iglesias y predicadores, que al igual que los psicólogos humanistas, enseñan “ellos” y no el “yo” son los falsos profetas que hacen de ti una victima y no un victimario, el responsable, como la biblia presenta el caso del hombre. Hermanos, sin confesión no hay salvación, sin gritar por ayuda en medio de las aguas que te ahogan no te podrá dar salvación.
No es el entorno, tu crianza, tus carencias, tus padres, tu esposo o tus hijos, etc… NO…eres tú el responsable y debes ser capaz de llevar esta realidad a Dios para ser así tratado. Es imposible ser sanado si primero no asumes/reconoces que estas gravemente enfermo, y si sigues culpando a otros, a Dios, caminas a la apostasía, y por lo tanto imposible seas sanado en el alma, dice C. Plooy:
“Dios no puede ser sorprendido, ni tentado, vencido por el mal, ni tentar a nadie, dice Santiago. Quien culpa a Dios, se disculpa a sí mismo. Y quien se disculpa a sí mismo, le quita a Dios la oportunidad de perdonar su culpa por la sangre del Cordero que llevó nuestros pecados. ¡Cuando una vez has visto con ojos de fe cómo Dios ha puesto la cuenta de tu culpa a nombre de su propio Hijo en el Calvario, nunca más se te ocurre acusar a Dios de que tú tienes que pagar por culpa de Él! “Cada uno es tentado, cuando de su propia pasión es atraído y seducido”, dice Santiago (1:14). ¡La palabra “propia” deberíamos subrayarla con una línea gruesa! ¡Nuestra propia pasión! Es nuestro propio ojo el que nos tienta al pecado, nuestra propia mano, nuestros propios pies, nuestra propia mente, nuestra propia imaginación. Santiago lo ha aprendido de nada menos que de su Hermano Jesús. Lo podemos leer en Mateo 18:8, 9”
b. Nuestra propia pasión nos guía.
14 Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. 16 Amados hermanos míos, no se engañen.
Aquí hay cerca de 120 personas, cada una es un mundo, sin embargo, CADA UNO DE NOSOTROS es responsable de abrazar la tentación o no en ese, su mundo. Somos diferentes y nuestras caídas si bien se asemejan, debemos entender que cada uno de nosotros es tentado de en nuestra propia pasión, allí hay diferentes carnadas que se nos presentan, pues somos diferentes en cuanto a lo que nos seduce. Que peligro hay en pensar que la tentación tiene solo que ver con deseos sexuales desenfrenados, cuando se habla de seducción, de lujuria, de deseos, pasiones no solo es sexo, sino que pueden ser otros cosas que, y también son graves caminos que nos llevarán a pecar ser tentado a golpear a alguien, a chismear, a mentir para obtener, a sobreponerte a otros con bromas, o ningunear a otro en presencia de publica o secretamente, tentado a comer sin parar, o a ignorar, a robar, para algunos es el dormir excesivamente para otros el levantarse muy temprano con intenciones orgullosas etc?...
c. Pasión (concupiscencia)
Esta “pasión” o “concupiscencia” es de nuestro mismo “yo”. Dice el autor Warren. W Wiersbe:
“La palabra concupiscencia quiere decir cualquier deseo inmoderado y no necesariamente una pasión sensual…Al querer satisfacer estos deseos de manera contraria a la voluntad de Dios, nos metemos en problemas. Comer es normal; pero la glotonería es pecado…El secreto está en un control constante. Estos deseos deben ser nuestros siervos y no nuestros amos; y esto sólo se logra por medio de Cristo[2]
Mrc. 7:18-23; Jeremías 17:9 »Más engañoso que todo es el corazón, Y sin remedio; ¿Quién lo comprenderá?
Amado hermano es urgente dejar de culpar a otros, dejar las excusas y mirar allí, adentro, en tu corazón, es allí donde actúa esa pasión que nos seduce para luego caer.
Guarda tu corazón, protegerlo, apartarlo del mal, mantenlo santo. Prov. 4:23
d.Es Llevado y seducido:
Son dos verbos que nos muestran lo interno del cómo funciona esa pasión, y como ejemplo veamos Proverbios 7:21-23
Estos termino tienen una figura de la caza y la pesca, pues la tentación no te muestra la realidad asquerosa del pecado, sino que te presenta algo que sensualmente hace que se deleitan sus deseos, algo que parece muy apetecible, y de hecho te promete satisfacción. Así sucede con los animales, a ellos se les entrega un delicioso banquete, olvidando prácticamente todo por ir tras de esto, y al tomarlo, son sorprendidos, de repente se deja caer una daga, una descarga eléctrica o algo que los dejara atrapados sin poder salir. Los peces también, para atraparlos, se les pone un buen anzuelo y en el una gran, jugosa y fresca carnada (como un gusanos), el pez lo observa, se apresura, abre su boca y lo come, pero sorpresivamente siente un tirón en su boca, el filudo gancho, anzuelo, se clava en su quijada, su mandíbula, y aunque ahora procure con lagrimas salir de allí esto le ha cazado.
Mis hermanos, la tentación siempre utiliza una buena carnada para provocar nuestros deseos. Además, ella no solo nos atrae, sino que deja oculto el gancho filudo que se clavara a nosotros y no nos dejara salir, pues para hacerlo necesitaremos de otro, nosotros quedaremos anulados.
Lot es un ejemplo, la carnada fue la llanura verde del jordán, pensó que tendría un mejor vivir, y se asentó en Sodoma. Su esposa fue desobediente al Señor y murió convertida en estatua de sal, y sus hijas le embriagaron y violaron. Lot sufría al vivir allí, en medio ese pueblo, pero había preferido la carnada, sin embargo, estaba atravesado por el gancho de la tentación en su alma.
Otro caso es el de David, quien miro desnuda a Betsabeth, la deseo como una carnada jugosa y apetecible, la tomo y luego de saborear enfrento el verdadero sabor que tiene el pecado, amargura, dolor, miseria. Tuvo que matar al esposo piadoso de esta mujer, Urías Heteo, mentir, Dios freno su avance en el pecado a través de una confrontación publica de Natán, pero luego cosechar dolor en su casa, su hija fue violada, su hijo quiso usurparle y murió, la espada no se apartó de su casa.
Deseo terminar con algunas aplicaciones prácticas.
Te animo a observar tres cosas.
1.Guardate de la tentación. En medio de la prueba no culpes a Dios, por el contrario, mantente velando y orando para que no entres en ella, tú eres el responsable.
Martin Lutero dijo: “No puedo evitar que los pajarillos vuelen en mi cabeza, pero si puedo evitar que hagan allí un nido”.
Podemos complementar a este gran hermano en la fe, en su estilo, diciéndole, que además debemos matar a esos pajarracos, sacarlos del vuelo.
Si bien es cierto que la tentación en si misma no es pecado, así de cierto es que, si deseamos estar constantemente expuesto al pecado siendo tentados voluntariamente, dejando que vuelen pensamientos en nuestro corazón, entonces estamos pecando. Amados estamos llamados no solo a no pecar, sino que además a eliminar todos los pasos previos que no son pecado, pero que sabemos nos llevaran a pecar, “Si no evitas la tentación, no odias el pecado”.
2.No culpes a Dios de tus caídas. Cada vez que caes en la tentación es tu culpa. Has pasado la línea, y a la vez la has ido borrando cada vez que pasas sobre ella, poco a poco has quitado los límites y es por lo mismo que has caído. Marca las líneas con claridad, tus limites son tuyos, tu sabes que o cuales son aquellas cosas, compañías, programas de tv, etc… que hacen que seas tentado, debes eliminar esas cosas, no hablo de dejar de pecar, sin duda eso debes dejar de hacerlo, de lo que hablo es de lo que tu sabes te lleva a pecar, hermano, ya no lo hagas más, marca con firmeza las líneas de tu campamento para que este se mantenga santo.
3. Si has caído en la tentación ve a Cristo. Si deseas ser sanado debes gritar a Dios, por Cristo, que estas atrapado. Recuerdo cuando fui al sur y pude participar de la pesca. Llegue a un lugar donde había algunos peces muertos en el suelo, y en los lugares de pesca, que eran unas especies de piscinas naturales, había muchos peces, hermosos, grandes y chicos, pero me llamo la atención que algunos tenían sus mandíbulas rotas, rasgadas, y aleteaban más despacio, aun así, se mantenían cerca del bando o cardumen de peces. Lo que aprendí hermanos es que a veces vamos a caer en la tentación, morderemos el anzuelo, la carnada, el gancho se nos va a clavar y nos tirara, pero debemos luchar por salir, de allí. Esos peces eran los que habían caído en la trampa, pero que lucharon tanto por salir de ella, que a pesar de moverse mucho tuvieron que incluso perder un trozo de sus mandíbulas para poder volver al agua, quizás vivirían unas horas o un tiempo más extenso, pero estaban plenos pues habían vuelto al agua, a reunirse de nuevo con los demás peces.
Así mismo hermano y hermana, si tú has mordido el anzuelo, has caído en la tentación, si has pecado, alimentando tus pasiones, y has obedecido a tu carne y hoy te lamentas pues tienes un gancho atravesando tu mandíbula, no temas perderla, sino que clama a Cristo con todas tus fuerzas, grita por ayuda, ve al Señor, reconoce tu pecado, dile que eres culpable y necesitas de su ayuda, y vas a salir de allí “él te librará del lazo del cazador” Sal. 91:3.
Estarás nuevamente en el redil de Cristo, y aunque probablemente te quedes con alguna herida, con tu mandíbula rota, e incluso enfrentes consecuencias, podrás zafar, esa cicatriz te recordará que seguir las tentaciones solo trae muerte y el pecado es doloroso, pero a la vez, que tienes a un gran y glorioso Salvador.
No te quedes lamentándote con el anzuelo en la boca, puedes salir de esa trampa, junto al Apóstol Pablo, podemos decir miserable de mí, ¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Rom. 7:24-25.
Es solo con Cristo que podemos salir de ese estado, dejar la trampa, los barrotes se romperán y volveremos al Señor, a la comunión con su pueblo.
4.Piensa en Cristo además como en quien tienes alivio, encuentras misericordia y gracia. Leamos Heb. 4:14-16
Si has caído, si estas en tentaciones, ven ahora ya al trono la gracia, gracias a que el soporto la cruz, tentado en todo jamás peco, es que hoy tenemos ayuda, misericordia, su gracia hermosa como aceite que viene a sanarnos, a tratar con nosotros y a restaurarnos. Glorioso sea nuestro Salvador.
-
https://www.bibliaplus.org/es/commentaries/3/comentario-biblico-de-juan-calvino/santiago/1/13 ↑
-
Warren W. Wiersbe, Maduros en Cristo: Estudio Expositivo de la Epístola de Santiago (Sebring, FL: Editorial Bautista Independiente, 2003), 27. ↑